Memorias de un Aficionado

vivencias de la juventud, en buena medida,contribuyen a marcar la ida de las personas, por eso, cuando ya maduros, brota algo, lo hace con fuerza.

Esta disertación

viene a cuento porque un lejano día de Octubre de 1992 algunos Pontevedreses coincidimos en la Isla de la Toja, para presenciar las partidas finales del Campeonato de España de BILLAR A TRES BANDAS..

Aparentemente

no ocurrió nada, cuando menos externamente, pero en cada uno de nosotros reapareció nuevamente una inquietud que naciera años atrás y que sin una clara explicación se había perdido, posiblemente inmersa en el olvido social que por entonces tuvo el Billar. Sin lugar a dudas la sociedad lo había cuidado poco, y por eso quedó reducido a zonas donde su cultivo fue y sigue siendo floreciente, como en otras regiones de España. Aquello sirvió para retrotraernos a nuestros años jóvenes, cuando jugábamos en las mesas del Casino de Caballeros, Círculo Mercantil, Café Moderno,...

Junto con aquel recuerdo

nuestra inquietud por practicar este deporte aumentó cuando apreciamos la calidad de aquellos jugadores. Así nos dimos cuenta de cómo el Billar había evolucionado, de cómo era ahora un juego, un deporte con un complejo de conocimientos, habilidad, técnica e inteligencia que permitía alcanzar aquellas cotas. Cuando aún la idea de restaurar nuestras ya olvidadas carambolas no era más que una idea, surgió inmediatamente lo incontestable: Pontevedra no disponía de ninguna mesa de billar clásico, desapareciera de las sociedades y ningún club las había recuperado.

En aquel momento

nos vino al recuerdo no sólo el departamento de billar del Círculo Mercantil e Industrial de Vigo, sino que también nos aparecía la imagen de los de Bouzas, Chapela, La Guardia, El Grove,...dado que todos ellos tenían clubes para la práctica y fomento de ese deporte. Nos dispusimos así al estudio de lo que “la problemática de jugar al Billar con método y técnica” requería. Un grupo de amigos “libres de quintas” nos asociamos para modelar y respaldar aquel embrión.

Tras muchas gestiones

la realidad se imponía, y dentro de nuestra ciudad no supimos o no fuimos capaces de materializar nuestros deseos. Surge así la posibilidad de desplazarse fuera de nuestro entorno, lo que nos dolía en sumo grado, porque la idea se contraponía al concepto clarísimo de denominación del Club, que sería sin duda, BILLAR CLUB PONTEVEDRA. Sin embargo, la realidad y las facilidades dadas se impusieron, permitiéndonos utilizar un Salón del Hotel San Salvador, del vecino Ayuntamiento de Poio.

Inmediatamente

nos pusimos en marcha para materializar la creación del club, con todos los legalismos pertinentes, y que sería motivo de consideración en otro momento. Allí instalamos una mesa realmente lujosa, de competición, con las medidas reglamentarias, de la que aún hoy nos sentimos orgullosos, y que respaldamos los socios con un crédito personal. Así iniciamos nuestra andadura. Pero pronto nos dimos cuenta de varios hechos:

1 El acercarse al Club

nos exigía un desplazamiento motorizado

2 La incorporación de gente nueva

con la problemática del transporte, impedía que el numero de socios aumentase, ya que la mayor parte de las veces se tenían que valer de los medios de locomoción de los “Socios Señor” para el retorno.

3 Precisamente la distancia

introducía un factor de ansiedad en las familias de nuestros “junior”, que se contraponía con el entusiasmos de acogida que por otra parte tenía la afección a este juego entre los miembros juveniles.

4 El número de socios

no obstante, se triplico en poco tiempo. Consecuencia: una mesa resultaba insuficiente, así que tuvimos que ampliar su número a una segunda mesa, comprometiendo un poco más nuestras obligaciones económicas

Por lo tanto

la ubicación del Club no es cómoda, y por otro lado, limita su proyección, siendo específicamente limitadora para la incorporación de savia nueva. Esto ha cambiado un día de Noviembre de 1994, cuando la sede del Club de Billar Pontevedra se traslada al número 9 de la Calle de La Estrada, en Pontevedra, donde actualmente se ubica.

Con respecto a la denominación del Club

se manejaron varias posibilidades, nombres de grandes billaristas, así se propusieron los nombres de Conti o Ceulemans, los mejores billaristas de todos los tiempos. En este sentido se discutió que en caso de tomar el nombre de una “vieja gloria”, en España teníamos tradición y recursos, y en este sentido se pensó en el gran campeón Joaquín Domingo.

También se mencionaron

los nombres de Breogán y Teucro, pero hubo un hecho que merece ser resaltado. Una parte de los socios fundadores no eran pontevedreses de nacimiento, pero sus vidas enraizaran en esta ciudad, y tenemos que confesar, con honestidad que de ellos partió que nuestro Club se denominase como la ciudad que tan sencillamente y amablemente los acogiera...y no se discutió más. Desde entonces nuestro Club lleva el nombre de la ciudad, siendo todos conscientes de lo que esto obliga, pero confiamos en que mediante nuestra deportividad, el nombre de Pontevedra sea respetado u querido en el ámbito en que nos desenvolvemos.

La fundación del club

se realizo, mediante la obligatoria Acta Fundacional el día 20 de Noviembre de 1992.

Finalmente el día 31 de Enero de 1993

recibimos un escrito de la Federación Gallega de Billar, donde se nos comunica que estudiada la documentación exigida y enviada la efecto por nosotros, Acta Fundacional, Proyecto de Estatutos,

Actualmente este Club de Billar

está formado por 29 socios mayores de edad aunque la ilusión de la actual junta directiva es el captar a nuevos socios, sobre todo jóvenes, y comenzar a desarrollar un proyecto de Escuela de Billar en las modalidades de Billar Libre y Tres Bandas, y esperar a que el tiempo dé su fruto, pudiendo llegar a las competiciones nacionales a un nivel equiparable al de las mejores escuelas de Billar de nuestro país.

Es de destacar

que actualmente el número uno del ranking mundial es el español Daniel Sánchez y esto sólo ha sido posible gracias a su gran talento y al incansable trabajo realizado por todas aquellas personas que a lo largo de su vida le han ayudado. Para pertenecer a este modesto, aunque noble y único Club de Billar de Carambola en la ciudad de Pontevedra, sólo hace falta dirigirse a la actual sede y solicitar el ingreso en el mismo.

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